Una vez en lo más alto de la Pirámide del Sol encontré a un grupo de señoras argentinas entonando cánticos religiosos y minutos más tarde se congregaron una decena de monjas asiáticas rezando con melodías operísticas lideradas por una solista muy camiseta de alemania graciosa. Un consejo importantísimo para no terminar hecho una piltrafa al subir a la pirámide es hacerlo en zig zag.