Desde entonces el equipo ha ido cambiando de ubicación por diferentes instalaciones de Madrid hasta asentarse nuevamente en el Palacio de los Deportes. También de brilli-brilli, de sudor pegadizo, zapatillas de punta de goma, ‘pistolones’ de agua (ya no son simples pistolas), calderos, sulfatadoras ‘Bricoferr’, neveras de playa de corcho pan, bolsas del ‘Ikea’ con celveza flía y hasta de luces de Navidad. Contra Inglaterra, por los cuartos de final, Argentina debía volver a utilizar la misma equipación; sin embargo, por orden del cuerpo técnico, se decidió utilizar un uniforme azul oscuro, de segunda marca, muy similar al uniforme original; el cual se adquirió de forma desesperada, unas horas antes del trascendental encuentro.